Tecnología detrás Del Covid-19

Por: Alejandra Beresovsky

Negocios – Pág. 52 y 54 (Apertura)

El abordaje de la enfermedad requiere de diversas herramientas, del diagnóstico al período que sigue al alta, para determinar secuelas. Una oportunidad para tradicionales y nuevos jugadores del mercado.

La pandemia de Covid-19 no solo colocó a la salud como tema prioritario en el diálogo social, sino que también aumentó el valor atribuido al sistema de atención y a las soluciones tecnológicas que contribuyen a abordar enfermedades y mejorar la calidad de vida de la población.

El campo de la tecnología médica es amplio, pero admite una clasificación que incluye a la que ayuda en el diagnóstico certero, la que se aplica al tratamiento cuando se cursa la enfermedad y la que mide la evolución de los pacientes dados de alta.

Las técnicas de detección son claves no solo para el tratamiento precoz de las patologías asociadas, sino para el aislamiento del paciente (por el fácil contagio), por lo que se precisan test muy sensibles. “Para ello se utilizan los PCR (PCR cuantitativo), que puede detectar poca cantidad, incluso un solo virus en la muestra. Son caros, los más baratos cuestan US$ 6; los promedio, US$ 15 y los más caros, entre US$ 20 y US$ 25”, describe Roberto Etchenique, doctor en Química e investigador principal del Conicet.

A ese costo, aclara, hay que sumar salarios y honorarios médicos, el trabajo de laboratorio y la estructura utilizada. “Los equipos que miden PCR tiene un precio que ronda los US$ 30.000, pueden procesar alrededor de mil pruebas por día, pero nunca hacen más de cien o cientas porque no hay tantos casos por equipo. Es un procedimiento caro”, apunta. Destaca también la opción de los test LAMP, más económicos y producidos por el Conicet en asociación con la empresa Neokit, formada a partir de un consorcio público-privado entre el Conicet y Santiago Werbajh, del Laboratorio Pablo Cassará.

En el proceso, otras prácticas también permiten determinar las complicaciones que acompañan algunos casos. “Los estudios más solicitados en el servicio de diagnóstico por imágenes para pacientes con sospecha o confirmación de Covid-19 son las radiografías de tórax o las tomografías de tórax sin contraste”, explica Adriana García, jefa de servicio de Diagnóstico por Imágenes del Hospital Británico. Añade que el segundo que menciona es clave por las características de la patología. “En algunos casos, el coronavirus puede presentarse con pocos síntomas, no ser claramente visible en radiografías, pero sí manifestarse en imágenes tomográficas”, afirma al respecto. E insiste: “En 2020 comenzamos a utilizar las radiografías de tórax, pero a medida que fuimos conociendo cómo se manifestaba la enfermedad y su representación en imágenes, con un patrón típico, aumentó el uso de la tomografía como herramienta diagnóstica”. “Fue el estudio que más aumentó en el transcurso de la pandemia”, completa.

Siemens Healthineers tiene un portafolio de soluciones médicas orientadas a la atención de Covid-19 que comprende desde la detección de la enfermedad con un test para la determinación de SARS-CoV-2 por PCR; el pronóstico, la terapia y el seguimiento con pruebas de laboratorio específicas, entre las que se incluyen el ensayo de anticuerpos para relevar el nivel de inmunidad basados en la proteína Spike (el mismo que se utilizó para el desarrollo de vacunas). También ofrece sistemas de tomografía computada para diagnosticar o monitorear pacientes con insuficiencia pulmonar aguda, equipamiento de rayos X y ultrasonido utilizados en el proceso general de atención para pacientes, y los sistemas de gases en sangre para el monitoreo de pacientes con respiradores. De acuerdo con lo informado por la firma, la demanda proviene principalmente del sector privado, que luego se articula con el público. Esto se explica -señalan- por el hecho de que “en nuestro país, dos de cada tres personas se atienden en el sistema privado de salud”.

Durante y después
En los casos que requieren de internación, puede ser preciso también apelar a asistencia mecánica respiratoria. Es por eso que los fabricantes de respiradores cobraron protagonismo en 2020 y todavía lo mantienen.

Mauro Paiaro, gerente de Operaciones de la fábrica de respiradores Leistung, cuenta que la firma, que para el año pasado tenía inicialmente previsto un plan de producción conservador, se enfrentó a “una demanda rápida” cuan-do se declaró la emergencia. “Comenzaron a entrar pedidos de golpe, se consumió stock en un día, posteriormente tuvimos comprometidas dos semanas de producción y poco después, cinco meses”, precisa. Para enfrentar esa situación hizo un acuerdo con el Grupo Mirgor que en sus plantas de Tierra del Fuego se dedica a la fabricación y ensamble de artículos para la industria automotriz, telefonía móvil y electrónica de consumo.
El convenio con Mirgor permitió que se fabricaran 1836 respiradores en cinco meses, para lo cual en la fueguina trabajaron más de 120 operarios en dos tur- nos de trabajo. Finalmente, gracias al trabajo en alianza, se exportaron más de 380 respiradores a Bolivia, Colombia, Nicaragua y El Salvador. “La tasa diaria de producción era de un equipo por día; en marzo, pasó a tres; después, a cinco, y el tercer cambio fue con Mirgor con la que se llegó a hacer 50 por día”, grafica por su parte Paiaro. E indica que el pico fue en agosto, cuando se hicieron mil equipos. “En 2019 hicimos 200, con una exportación de entre el 20 por ciento y el 30 por ciento”, recuerda.

“Era una carrera contrarreloj de volúmenes en corto plazo”, define Eduardo Koroch, director Industrial de Mirgor. La firma encaró la industrialización completa del equipo, es decir, el diseño de todo el proceso productivo para poder sacar un respirador cada 10 minutos -cuando hasta ese momento el ritmo de Leistung era de uno cada tres horas con el fin de entregar 250 respiradores por semana. Y todo en el marco de una situación atípica. “Necesitábamos hasta permisos especiales para poder trasladar una cinta transportadora y otros dispositivos necesarios para el circuito”, rememora.

“Hubo un trabajo en conjunto muy grande entre la ingeniería de Leistung y la nuestra para poder entender cuáles eran los componentes críticos desde el punto de vista del abastecimiento y qué modificaciones podíamos hacerle al producto para que mantuviera la certificación de Anmat”, apunta Alejandro Vizzari, gerente Ejecutivo de Investigación y Desarrollo de Mirgor.

El seguimiento de los pacientes que han tenido Covid-19 puede implicar la necesidad de estudios, desde análisis de laboratorio, rayos X, espirometría computarizada y electrocardiograma hasta test olfatorios y ecografía abdominal, señalan desde DIM Centros de Salud.

Cabe tener en cuenta que es amplio el espectro de manifestaciones de la enfermedad y diversos los cuadros que puede presentar los pacientes que tienen el diagnóstico. “Hay quienes pasan por ella sin síntomas, o con muy pocos, mientras que otros requieren asistencia especializada por la presencia de secuelas evidentes. Pero aun habiendo tenido pocos síntomas podrían tener algunas secuelas que merecen conocerse y tratarse a tiempo”, manifiesta Silvia Morales, especialista en Clínica Médica y directora Médica de DIM en la sede de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires.

Otra situación derivada de la pandemia fue la consolidación de la telemedicina como opción para atención. Aunque no suplanta la presencialidad, es una alternativa sobre todo para el monitoreo de patologías crónicas. Inclusive, colaboró en la detección de Covid-19, con un primer triage (priorización de casos urgentes) basado en aspectos clínicos.

Desde Innovamed, empresa que desarrolló el sistema de gestión médica digital DigiDoc, afirman que aumentó más del 500 por ciento el número de consultas en la plataforma online. “Pasamos de 400 a 2700 médicos activos”, informa el director médico de la compañía, Gastón Valverde, quien destaca la importancia de las soluciones de telemedicina para aportar sustentabilidad a la atención médica. DigiDoc ofrece herramientas a los médicos para que puedan seguir atendiendo fuera de su consultorio, desde cualquier dispositivo y el modelo de negocio está basado en la gratuidad para los médicos (por medio de becas) y cobro por actividad a otros actores del ecosistema de salud, como firmas de medicina prepaga y farmacias, a los cuales les da primero un período de prueba.

 

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