Mirgor cotiza en bolsa hace ya 27 años. Su origen vinculado exclusivamente a la industria automotriz, una de las más exigentes del mundo, ha dejado arraigado un nivel de calidad tan alto que ha permitido la expansión de la compañía hacia otros negocios. Ese camino recorrido le ha dado la solidez para salir a la bolsa internacional de valores y estar a la altura de las compañías más prestigiosas.
Ser una empresa cotizante implica una maduración especial que Mirgor ha llevado adelante con mucho profesionalismo. Así como trabajar para la industria automotriz significa respetar los estándares de calidad más altos en términos de seguridad y manufactura, cotizar en bolsa significa cambiar la dinámica de una compañía entera para también cumplir con requisitos muy exigentes: ser absolutamente transparente en las operatorias, conocer todas las normas contables internacionales, distribuir la información de manera periódica y ordenada. Esta forma de trabajar le asegura a Mirgor que sus acciones sean compradas por inversores calificados de cualquier parte del mundo.
A diferencia de otras compañías que cotizan, Mirgor no está inmersa en un solo negocio, sino todo lo contrario. De hecho, siempre queda separada en la segmentación por industrias porque no es 100% automotriz, ni electrónica, ni retail. Esa característica es una gran virtud de la compañía ya que le provee una red de contención frente a los riesgos y la incertidumbre: desde mediados de 2018, la industria automotriz sufrió grandes golpes y el 2020 fue un año particularmente duro. En cambio la telefonía siguió funcionando, y muy bien. Durante el año pasado, sobre todo a partir del mes de marzo, hubo un crecimiento significativo de la participación de la venta online sobre el total de la venta. La forma en que los negocios de Mirgor se compensan entre sí es lo que lo diferencia del resto de los cotizantes.
En el mundo, estar en la bolsa de valores te permite acceder a mejor financiamiento, menor costo y buenos inversores lo cual es clave para poder crecer y expandirse. Ese es el camino que eligió Mirgor cuando decidió salir a la bolsa en 1994, pero sin perder de vista las dificultades que implica hacer negocios en Argentina. En un país con frecuentes períodos de inestabilidad económica, se necesita un equipo con experiencia y formación que tome las mejores decisiones para el crecimiento de la empresa.
En ese sentido, uno de los hitos más recientes en la historia de Mirgor fue el desapalancamiento financiero que se decidió llevar adelante a mitad de 2018. Si bien es normal que las empresas tomen deuda para crecer, la compañía decidió sacarse el peso del financiamiento para poder elegir internamente su futuro y no que el mercado local decidiera por ellos.
Con un equipo de casi 40 personas en el área de finanzas, Mirgor sigue demostrando su capacidad de crecimiento y expansión con pasos firmes y asertivos.
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